Roke, Inés, Ander y Angela, viajar a Camboya
El viaje con Camboya Increíble empezó meses antes de coger el primer avión. Desde el primer contacto con Salvador y Esther sentimos que iba a ser algo bueno, y nos equivocamos. Fue algo mejor, mucho mejor.
Han pasado casi tres meses desde que volvimos a casa, y una y otra vez revivimos la experiencia. Siempre con una sonrisa, sin una sola objeción que consiga empañar ninguno de los recuerdos que compartimos. La organización, el trato, el programa de viaje, todas y cada una de las personas con las que coincidimos…
Un país mágico, lleno de contrastes, de belleza, donde los vestigios de civilizaciones magníficas, un reciente pasado terriblemente cruel y un presente efervescente y un tanto caótico para los visitantes occidentales forman una amalgama loca y fascinante que nos enamoró, y sospechamos que gran parte de la culpa la tiene Camboya Increíble.
Salvador, Esther y todas, absolutamente todas -y son muchas-, las personas que trabajan y colaboran con ellos hicieron que nuestro viaje y nuestras vacaciones de verano hayan sido mucho más que eso. Viajar a Camboya es algo realmente impresionante.