No te puedes ir de Camboya, sin visitar los templos de Angkor. De hecho estos templos se han convertido, por desgracia, en la llave de entrada en Camboya. Y digo por desgracia porque visitarlos se ha convertido en muchos casos en el único atractivo del país. Por suerte atendemos a un buen número de viajeros que quieren ir mas allá de la simple visita a estos templos y quieren conocer el país mucho mas a fondo.
Hace más de 20 años que visité los templos de angkor por primera vez, desde entonces los he podido visitar en no menos de 150 ocasiones y eso me ha hecho tener una amplia visión de éstos. En esa primera visita me propuse encontrar a la persona que aparecía barriendo la famosa puerta de Ta Promh, en la guía de viajes Lonely Planet. Tras muchas vueltas, la encontré y sus historias me cautivaron. Este buen hombre se llamaba Niem Chum y aquí puedes ver la historia que escribí sobre él hace años. Fue impresionante oír las historias que me contaba , vendía instrumentos y baratijas. Por aquel entonces no entraban en Camboya más de 500.000 visitantes.
Mucho tiempo ha pasado, 20 años dan para mucho y el número de viajeros a subido de forma alarmante. Hasta el punto de que la visita a los templos de Angkor, no es algo cómodo. Hay que conocer caminos alternativos, horarios y costumbres de los grupos numerosos. Esto ha hecho que los visitantes se cuenten por millones y que la visita a Camboya se convierta en una extensión de otros países como las vecinas Vietnam y Tailandia.
Pues bien, hace unos días he vuelto a los templos de Angkor, esos templos que me dejaron boquiabierto en su día. Puedo aseguraros que lagrimear vez que me puse frente a Angkor Wat, estuve un buen rato contemplando la imagen que éstos me ofrecían. Debido a la crisis ocasionada por el covid 19, he encontrado los templos sin absolutamente nadie
Para aquellos que han visitado los templos en los últimos años entenderán perfectamente de qué estoy hablando. Especialmente en puntos como Angkor Wat, Ta Prohm, Bayón o Banteay Srey, la visita se convirtió en algo realmente incomodo. Y ello debido a la gran cantidad de visitantes, no olvidemos que todos somos visitantes.
Volví a recorrer sus pasillos, sus puertas sus murallas y sólo oía el canto de los pájaros y animales del bosque. No había más visitantes, no había ruidosos chinos y coreanos poniéndose delante de tu cámara.
Es una auténtica delicia pasear por los templos con todo para ti. No podemos pasar por alto que los templos ocupan una basta extensión de terreno. Eso hace que aunque haya algunos visitantes, no te cruces con ellos en ningún momento.
Sin lugar a dudas ahora mismo es un momento único para viajar a Camboya, es una verdadera pena que sea debido a una pandemia. Estoy seguro que nuca volveré a recorrer los templos sin absolutamente nadie. Hace unos días, hablaba con un conocido que me decía que ni en la época de la ocupación vietnamita (1979 a 1989) había visto los templos con tan poca gente.
Como decía antes, me quedé estupefacto cuando vi los templos de Angkor por primera vez. En aquel momento soñé con citarlos un día cuando no hubiera nadie, pensaba que era un sueño que nunca se cumpliría.
Visité los templos sin nadie, el sueño se cumplió.
Os adjunto algunas fotos de estos días.
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